Un perro que no vuelve, es un perro al que no se ha soltado

No comments

Soltar o no soltar a un perro, esa es una decisión importante que toda persona con perro se hace continuamente o se ha hecho en algún momento de su vida.

Más allá de las prohibiciones legales y los lugares donde los perros pueden correr abiertamente, el terror de pensar que nuestro amigo peludo no va a volver a nuestro lado, nos hace no soltar la correa e ir a lo seguro, o bien dilatar esta decisión lo más que podemos en el tiempo, con unas consecuencias poco deseadas.

Hoy te hablo de cuál es la mejor manera para generar una confianza mutua que os lleve a ti y a tu perro a una convivencia más sana.

Por qué debo dejar a un perro libre de la correa

Los perros no nacieron con correa. Es verdad que tenemos ciertas reglas y ciertas normas sociales, añadidas a los peligros que esconde tanto la ciudad como el campo para nuestros perros. Y es que, no nos engañemos, nuestros perros domésticos son bastante inconscientes a la hora de detectar los peligros del entorno.

Y sin embargo necesitan correr. Necesitan poder decidir si oler este pis o marcharse a conocer esta flor. Deben poder tener una mínima libertad en su día a día.

Como cualquier animal, los perros no son felices estando encadenados, aunque puedan llegar a tener una vida plena con un collar y una correa atada al cuello. Ni siquiera los perros de finca, que tienen grandes posibilidades de acción en su día a día, están libres de necesitar un paseo desenfadado con libertad de movimientos.

No podemos olvidar, además, que el manejo que realizamos con la correa, habitualmente deficiente e incorrecto, ocasiona ciertos problemas directamente relacionados con conductas que no deseamos.

Y por último, la relación que pueden tener con sus iguales no tiene nada que ver cuando tienen limitados sus movimientos; las correas se enredan, quien está al otro lado de la correa tira en la dirección contraria a la que el perro quiere ir…

Cuándo debo soltar a mi cachorro

¡Desde el primer comento!
Aprovecharnos de la edad de un cachorro es una magnífica decisión cuando se trata de que aprenda a no separarse demasiado, o a estar pendientes de su familia o persona responsable.

¿Qué bebé quiere quedarse solo en un lugar que no conoce, lejos de las personas que son su refugio y su apoyo?

Estoy convencida que la mejor de las opciones cuando tienes un bebé canino de hasta 4 o incluso 5 meses, lo mejor que puedes hacer son salidas a campo abierto. Buscar un lugar más o menos llano y con buena visualización de los alrededores, sin carreteras ni peligros, permitirá que puedas tener el control incluso a distancias más largas de varias decenas de metros.

Olvídate de repetirle al cachorro una y otra vez que vuelva contigo y que no se separe. En el momento en el que se sienta vulnerable o demasiado alejado, correrá hacia ti.

Cuándo debo soltar a mi perro adoptado, o perro adulto

Aquí estamos hablando de otra cosa. Tendría tantísimas preguntas que hacerte, que se nos complicaría demasiado este artículo para responder a todas las posibilidades.

¿Debemos soltar a un perro adulto que acabamos de adoptar? Mi primera respuesta es: no en cualquier parte. ¿Dónde sí? En lugares completamente cerrados independientemente de su tamaño, sin posibilidad de salir del recinto sin tu propio control.

Es decir, modificaría el ambiente para poder permitir o no que saliera, algo que solo ocurriría con la correa puesta.

Y es que a un perro adoptado le tienes que demostrar muchas más cosas que lo que le tienes que demostrar a un cachorro recién llegado.

De la misma manera que te lo diría para un perro adulto con el que no tienes un vínculo establecido.

Y es que la principal clave de cuándo y cómo dejar a un perro libre, pasa precisamente por tener una confianza mutua y un vínculo tan afianzado, que tengas el convencimiento de que quiere volver contigo.

Y no estoy hablando de que los perros que se pierden o que salen corriendo demasiado lejos no quieran estar contigo. Habitualmente no es así, aunque por supuesto puede ocurrir. Pero como bien dice el título de este artículo, un perro que se marcha es un perro que nunca ha tenido la posibilidad de correr libre.

Soy consciente de que esto puede generar polémica, pero como siempre, hablo de una generalidad sin conocer la particularidad de cada uno de los casos al margen de lo común.

Blinda su regreso

Si pensamos en por qué un perro quiere estar contigo, podemos entender fácilmente que es porque te tiene cariño, porque encuentra seguridad contigo, y además le cubres todas sus necesidades.

¿Entonces por qué algunos perros a pesar de que tengan un buen vínculo no vuelven cuando se les pide? Es más, no vuelven aunque no se les pida.

Más allá de problemas de vínculo severos, tenemos que pensar en la curiosidad y en la cantidad de estímulos interesantes que a un perro le pueden hacer no volver.
Es evidente que no podemos luchar contra todos los estímulos del mundo, y que por mucho que nos quiera, muchos de estos estímulos nos superan en preferencia.

¿Entonces cómo lo hacemos? Precisamente, dejándoles acceso a esos estímulos. Un perro saciado de estímulos tendrá muchas más probabilidades devolver cuando se lo pidas o cuando te marches, que otro que sabe que solo los tiene por un periodo limitado y que terminarán cuando vuelva a tu lado. Y si no puede ser por las circunstancias, adquiere una correa de 10 metros y dale al menos la posibilidad de que se parezca un poco a estar suelo.

Y aunque pueda sonar poco romántico, si lo piensas bien, esto ocurre con prácticamente todas las relaciones que puedes tener tú como animal humano.

Deja que decida volver contigo

No es cuestión de dejar a un perro siempre atado para que no se marche, sino de darle la posibilidad de que explore y decida volver contigo.

Esto a muchas personas nos quita el hipo más de una vez. Y sin embargo hoy por hoy tenemos GPS para perros al alcance de nuestra mano para poder tener cierta relajación si las distancias son muy grandes (pienso en perros de caza o mestizos, que tienen muchísima energía y necesitan sí o sí dar la carrera de su vida en cada oportunidad).

Por eso es muy importante que busques un lugar seguro, para poder al menos tener cierta despreocupación en este sentido.

Y recuerda que cuanto menos le sueltes, más posibilidades habrá de que no regrese. Y es que educar, es también coger aliento, pero con el control de la situación debajo del brazo.

Sobre la autora


Miriam Sainz

Técnica y Experta en Intervenciones Asistidas con Animales, Educadora Canina especialista en conducta y entrenadora multiespecie. Integradora Social. CEO de Sentido Animal.

Miriam SainzUn perro que no vuelve, es un perro al que no se ha soltado

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

 

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.