«Miriam, ¿crees que es posible que un perro de caza pueda venir a la llamada en medio del campo?» Esta frase, con matices y variaciones, me la preguntan muchas veces semana tras semana. La respuesta es CLARO QUE SÍ.
La respuesta nunca es: «mañana tendrás una llamada espectacular en medio del campo.» Entonces es cuando los gestos se tuercen…
Y es que como en los buenos guisos, la llamada necesita cocinarse a fuego lento. Es más, me atrevo a decir que el elemento principal y mayoritario para que una llamada no funcione o se vaya al traste, es la impaciencia.
No podemos pasar a dar grandes saltos en nuestro criterio cuando las cosas están funcionando, pues el exceso de euforia no debe traducirse en poco rigor y errónea evolución en el ejercicio.
Ingredientes para una buena llamada
- Un buen vínculo, por supuesto, en el que el perro quiera estar contigo y atender a tus indicaciones porque se lo pasa genial, porque sabe que es un paso para otra oportunidad de jugar, estar, o disfrutar junto a ti.
- Confianza para tener la seguridad que la llamada no es un castigo, que no es el fin de nada, que no te enfadas cuando finalmente llega a tu lado, que responder a la llamada es algo que le reportará buenos beneficios.
- Paciencia y evalución del ejercicio pautada, como comentaba más arriba. Siempre que trabajamos con un animal vamos aumentando el nivel de dificultad paulatinamente, manteniendo al perro motivado, satisfecho con la consecución de la tarea, dispuesto a seguir la señal a pesar de los distractores. De otro modo, tu llamada se desinfllará a la primera de cambio.
Así que sí, una llamada fiable es posible, pero necesita trabajo y no perder los nervios cuando las cosas no salen. Como venimos haciendo en otros ejercicios, hay que parar, evaluar y ver qué nos está dando el perro para conseguir avanzar al siguiente nivel.
Ah… y los perros de caza son igualmente válidos para hacer un ejercicio impecable. El trabajo puede ser similar o completamente distinto, y los instintos pueden tener mucho que ver en nuestro trabajo, pero lo que es seguro es que a rasgos generales, cualquier perro puede aprender las señales deseadas para una convivencia sana y feliz.
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