La verdad es que hace tiempo que me dije que no iba a escribir artículos con este tipo de temáticas. Pero bueno, aquí estoy haciendo referencia a técnicas poco éticas y además poco efectivas para intentar modificar una conducta a una perra.
Acompañando a una gran mujer en su proceso de dejar de tener miedo a los perros, como parte de un programa de Intervenciones Asistidas con Animales en cinofobia, dimos un paseo por el Retiro con el objetivo de observar la comunicación canina. Así llegamos a la zona habilitada para dejar a los perros sueltos.
Perros con diferentes energías intercambiaban sus puntos de vista e interactuaban buscando un posible entendimiento. Dos de ellos ya se marchaban. Otro perro grande y visiblemente más joven, con cierta inseguridad que pretendía disimular con una posición corporal de imposición, rondaba buscando la posibilidad de mostrar sus competencias.
A nuestra amiga la podenca, le puso nerviosa y le hizo saber que la incomodaba. Mostró sus dientes mientras gruñía, muy tensa. El joven grandullón se marchó algo inquieto.
La mujer que era su humana responsable, la ató, visiblemente enfadada, repitiendo que lo que hacía estaba mal. Mientras la perra se encogía con algún cachete de castigo poco intenso, la mujer al otro lado de la correa, no dudó en tumbar a la perra y en evitar las tibias intenciones de la canina, de levantarse antes de que le estuviera permitido.
Al acercarse a la puerta, a dos o tres decenas de metros como mucho, el ya conocido perro blanco volvió a increpar a la podenca. Esta volvió a reaccionar y tras varios tirones secos de correa, y el envalentonamiento de su adversario, cada vez más cerca y en actitud más intimidatoria, se marcharon sin llegar el conflicto a mayores.
Cada parte del proceso, sería digno de un artículo. pero quiero hoy enfocarlo en el hecho de cuáles son los resultados.
Si no funciona, ¿por qué lo hace?
Y es que yo he visto a una perra repitiendo el mismo tipo de comportamiento dos veces seguidas después, y entre medias, de dos castigos maleducados y de una comunicación muy mal interpretada.
A juzgar por la comunicación física de la perra cuando su humana de referencia la tumbaba en el suelo, deduzco que es una situación bien conocida por la perra. Esto me hace pensar que, efectivamente, lleva un tiempo llevándose a cabo.
A nivel profesional, pienso: ¿cuántas veces tendría yo que repetir un castigo para darme cuenta de que no funciona? E inmediatamente, ¿cuántas veces me permitiría un cliente hacerlo sin obtener resultados?
Y como yo como profesional cuando educo lo que busco es erradicar una conducta, si continúa repitiendo un comportamiento que no está haciendo que ésta se elimine, entonces mi siguiente pensamiento es que no es tanto la necesidad de modificar esa conducta, sino de tomar represalias por el comportamiento de la perra. Es decir: tú haces algo que me molesta a mí, así que yo haré algo que te moleste a ti.
Esta situación me parece tremendamente egocéntrica y dañina para la relación. Además creo que peca de una humanización a la perra que no es buena.
Si empeora el vínculo, ¿por qué lo hace?
Por otro lado, por supuesto el vínculo que se está generando no es el que a mí me gustaría que se generase con ninguna de mis perras. Es más, tampoco con ninguno de los perros con los que trabajo.
De igual manera profesionalmente me asalta la duda de si esta mujer se estará dando cuenta de ese mal vínculo que está estimulando. Si lo hace, y aún así continua porque alguien se lo ha dicho (ya sea en persona, profesional o no, lo haga por imitación o porque lo ha visto en la tele), me estremece la poca capacidad crítica tratándose además del trato hacia un ser vivo. Si no lo hace… lo cierto es que se me terminan las preguntas.
Si no la entiende, ¿por qué lo hace?
Y por no dejar un cabo suelto muy importante, diré que la falta de entendimiento de la comunicación canina es abrumadora. Con frecuencia me resisto a pensar que hay muchas personas conviviendo con perros a los que enmudecen continuamente. Día a día perras y perros intentando expresarse, sin una persona al otro lado que pueda entender lo que dicen. me estremece. Desde mucho antes de ser profesional, y comenzando con mis dos conejos Rómulo y Remo, poder entender los comportamientos y necesidades de mi familia multiespecie, siempre ha sido una máxima.
Así que después de todo, creo que escribo este artículo para reivindicar el derecho a la crítica sobre cosas que estás viendo que no funcionan. Da igual si recibes la información de una persona profesional en positivo, al estilo tradicional o por ciencia infusa. Porque además, lo que puede funcionar para una familia puede estar muy alejado de lo que será funcional para ti.
¡Evalúa el trato y la forma de cambiar la conducta que haces con tus animales!
3 comments
Join the conversationAinhoa - 24 de septiembre de 2022
Me encantan tus artículos
Miriam Sainz - 18 de octubre de 2022
¡Muchas gracias Ainhoa!
Elena - 20 de septiembre de 2022
Si es que muchos bípedos necesitaríamos cursos exhaustivos de educación en positivo, con varios objetivos: aprender a controlar nuestra rabia, nuestra frustración, reconocer nuestros errores, fomentar la empatía…en fin, que exigimos a los cuadrúpedos muchas veces lo que nosotros no nos pedimos