Miriam, abrió las puertas a que Chester y yo aprendiéramos juntos, y lo hizo de una forma, amena y eficaz, y sobre todo de una forma que para Chester era un juego, un premio, y nunca un castigo o una mala experiencia.
Miriam, abrió las puertas a que Chester y yo aprendiéramos juntos, y lo hizo de una forma, amena y eficaz, y sobre todo de una forma que para Chester era un juego, un premio, y nunca un castigo o una mala experiencia.