Quienes me conocen saben que puedo llegar a ser muy persistente en esto…: ¡no tires de la correa!
Y es que el hecho de que nuestro perro tenga la obligación de llevar correa, hace que la usemos… pero de forma inadecuada.
La correa no es un joystick
¡Yo no he visto ninguna con botones! Y la forma de «usar» la correa para llevar al perro de un sitio a otro, para que pare, para que no se acerque a algo o para continuar la marcha, suele ser siempre de una manera poco amable.
Tanto se usa para tirar de aquí para allá que aunque pudiera ser una buena guía para comunicarse con el perro e indicarle el camino, lo cierto es que pierde su sentido.
Y no quiero decir con esto que la correa no sirva para comunicarse con el perro porque ¡la correa es un magnífico hilo comunicador! La tensión, los nervios e incluso la alegría, son captados por el perro a la perfección a través de la correa. Pero comunicarse a tirones es molesto y maleducado… es como si alguien te hablara a gritos o con empujones…
Así que nos olvidamos de intentar dirigir al perro como si de un videojuego se tratase y entonces viene la pregunta: ¿para qué sirve la correa?
La correa es una medida de seguridad
Aquí está la respuesta. El mundo en el que vivimos no está muy pensado para tener compañeros caninos, y tener animales sueltos puede ser un peligro para el resto de personas, animales y para ellos mismos.
Teniendo una correa controlada, podremos saber dónde se encuentra el perro y hasta dónde puede llegar, evitando así la gran mayoría de los peligros de la vida diaria.
Pero de nuevo, la correa no debería ser una cadena de condena para el perro, si no un medio de ayudar a mantener su integridad física (y emocional, aunque eso es harina de otro costal).
Tener una correa excesivamente corta ayuda a que el perro tire, pero por la pura condición física para moverse, y demasiado larga con frecuencia hace que un perro que tira lo haga con mucha más fuerza si, al llegar al final, lo hace en plena carrera.
Tirar vs prestar atención
Llevar a un perro tirando continuamente de la correa es cansado, y molesto para nosotros, pero también es cansado y molesto para nuestro perro. Entonces, ¿qué beneficios puede tener?
Que sea una forma habitual de ver a personas saliendo a pasear con su compañero canino, no significa que sea normal ni deseable. Hacer un paseo lo suficientemente interesante para nuestro perro con nosotros, y no dejar simplemente que haya dos seres unidos por una correa con espectativas diferentes de lo que debe ser un paseo, es una gran manera de enfrentar el problema.
Cuando tiramos de la correa o lo hace el perro, hay muchos problemas físicos que le podemos estar causando a corto, medio o largo plazo.
Independientemente, tirar de la correa hacia ti no le enseña mucho, sino, tu perro dejaría de tirar, y lo cierto es que no lo hacen (porque si el tuyo ya no tirase, ¡no estarías leyendo este artículo!). Perjudica a vuestro vínculo, a vuestro físico y a vuestro ánimo.
Un perro que sale prestándote atención, es mucho más sencillo de llevar, y además estarás seguro en mucha mejor disposición de acercarte a algún sitio para que olfatee y el perro pueda disfrutar del paseo, además de más relajado y forjando una relación mucho más saneada entre los dos.
Por eso es importante salir pensando qué estamos haciendo con nuestro perrete, qué información le estamos transmitiendo en el paseo, qué relación estamos forjando paseo tras paseo y sobretodo, qué nos estamos perdiendo por el camino.
2 comments
Join the conversationDaniel - 7 de enero de 2020
Hola! mi perra de año y medio (border collie) es muy reactiva con los niños que pasan corriendo cerca de ella, o que se le acercan corriendo. En ese caso, además de recoger la correa y pegar a la perra a mi pierna, la mantengo en máxima tensión porque ella hace fuerza por correr tras ellos (ladra apoyada sobre sus patas de atrás, orejas en punta y rabo en alto y movimiento). ¿Está mal hecho? He probado a distraerla pero no funciona, y a alejarme, pero tampoco funciona (sigue tirando, mirándolos y ladrando). ¿Qué puedo hacer?
Gracias.
Miriam Sainz - 8 de enero de 2020
Buenos días Daniel, gracias por tu comentario.
Necesitas disponer de niños a los que puedas controlar y pautar dos carreras. Debes distraer a la perra (cambiar el foco de atención) con ejercicios o habilidades que conozca bien, y que además le encante hacer, pero para eso tienes que ser muy exquisito con el control de las distancias. Tendrás que trabajarlo con distancia suficiente para que la perra sea capaz de no reaccionar, y buscar el equilibrio entre continuar trabajando y avanzando y no pasarte de intensidad (muy cerca, mucho alboroto, muy rápido, muchos niños…).
Parece complicado pero en realidad lo más difícil es comenzar. Te recomiendo que busques ayuda profesional al menos para andar los primeros pasos.