Aunque a veces puede incluso llegar a resultarnos gracioso, sobretodo si lo hace el perro de otra familia o estamos frente a un cachorro, lo cierto es que tener un perro en casa que no para de buscar comida por todas partes o que se sube a la mesa para servirse a su gusto, no es agradable para nadie.
La comida es una herramienta muy importante para poder enseñar y educar a un perro, y por eso deberíamos andarnos con cuidado a la hora de que nuestro perro se alimente «a demanda».
Robar comida además, conlleva unos esquemas que en ningún caso nos va a interesar que nuestro perro tenga en mente. Es más, dentro del trabajo que hacemos en las clases grupales o en los domicilios con particulares, así como con nuestros perros a los que preparamos para realizar cualquier trabajo (terapias, asistencia, deportes…), el autocontrol delante de la comida es una de las tareas que llevamos a cabo en los primeros pasos de su entrenamiento.
Hoy voy a daros algunas pautas para que podáis comenzar a controlar al ladronzuelo que tenéis en casa.
Quien evita la ocasión…
Lo primero que tienes que hacer, es evitar que tu perro coja comida. Controlar el ambiente y minimizar las posibilidades de que el peludo se abalance sobre la comida, y además la consiga, es fundamental para que no se refuerce una y otra vez y le resulte motivador ir en busca de un nuevo aperitivo.
Cerrar la puerta de la cocina, no dejar el saco de pienso a su alcance, evitar que coja migas de pan que se hayan caído al suelo durante la cena, vigilar en los paseos las cercanías de los cubos de basura o los posibles restos de alimentos tirados en la acera para poder rodearlos, son algunos ejemplos que se deben tener en cuenta en el día a día del perro.
No estoy hablando de agarrarle por el pescuezo cada vez que lo coja, estoy hablando de evitar que lo haga. Tan simple como que no tenga posibilidad de llegar a la comida. Sin gritos, sin enfados, sin sorpresas…
Trabajando el autocontrol
Cuando ya hemos puesto todos los medios para que no pueda enfrentarse a la decisión de coger o no coger la comida, vamos a comenzar a enseñarle que le merece mucho más la pena controlar sus impulsos frente a ella que intentar conseguirla sin más.
Si tienes ejercicios trabajados con tu perro, serán de mucha utilidad para poder ponerlos a prueba delante de comida. Comienza con calma, pues no es lo mismo mantener la comida a cierta distancia que intentar que responda a una señal de sentado, por ejemplo, con una bolita de pienso a 30 cm.
Complicando más las cosas
Ya tienes a un perro que sabe que cuando estás delante, tiene que esperar a coger la comida. Pero, ¿qué pasa cuando tú no estás mirando?
Prepárate para convertirte en director de cine… Tienes que mantener un escenario bajo control, sin que tu perro lo sospeche.
Poner la mesa y que un cachito de pan caiga al suelo «sin querer», suficientemente cerca como para que si tu perro estaba pendiente no sea más rápido que tú para «limpiar» el suelo, dejar «olvidado» un filete en una mesa bajita, poner un plato de embutido en una silla «sin darte cuenta»… o salir a la calle y que «casualmente» os encontréis tu perro y tú un apetitoso hueso, serán algunas de tus tareas ahora.
Por supuesto, seguimos manteniendo la misma regla de que si se lanza a por la comida, no la conseguirá (utiliza las habilidades que has ido adquiriendo para ser más rápido que tu perro y usa también herramientas de control como por ejemplo una correa en la calle, para delimitar el espacio al que podrá llegar si lo intenta).
Además de una buena dirección, tendrás que afinar tus dotes de interpretación, porque de poco te va a servir comenzar a tirar de la correa o tensionarte antes de llegar a la esquina donde está el hueso en cuestión, o actuar de manera diferente a lo que lo harías normalmente cuando se te caen las cosas o se te olvidan donde no deberían.
Normaliza
Si cada vez que el perro no coge comida, de una u otra forma la obtiene, quedará siempre esperando que ese sea el final del cuento.
Tenemos un montón de formas diferentes de reforzar al perro como puedes leer en este enlace, así que, ¡úsalas!
A estas alturas, ese peludo ladronzuelo ya habrá aprendido que es mucho más rentable estar de tu parte que intentar dar rienda suelta a sus impulsos con la comida.
¿Has hecho todo el proceso y aún continúas sufriendo robos en casa? ¡Cuéntanoslo en un comentario y buscaremos la forma de solucionarlo juntos!
2 comments
Join the conversationEVA - 12 de diciembre de 2016
Me pongo en contacto con vosotros porque realmente no se como manejar la situacion que os paso a detallar y ante tanto consejo e información opuestas todo se complica.
Tenemos un shit-zu de ocho años , macho ( el rey de la casa ) y nos hemos decidido en adoptar una perrita de un refugio ( 2 años ), esterilizada, mezcla de boxer.
La perra es un encanto , tan solo tiene pequeños miedos a lo desconocido porque llevaba en el refugio desde los 5 meses de edad.
Seguimos las pautas aconsejadas de la presentación en terreno neutral y todo genial, pero a partir del segundo día vemos como se va apropiando del espacio de Morfeo (Shit-zu), su cama, su comedero , etc…. .Se esta´creando tensión entre ellos y ya hubo pelea entre ellos .
Ahora viene la cuestión, unos me dicen que les deje hacer porque entre ellos se entenderán . Otros me dicen que interceda poniéndole limites a la nueva perra.
yo quiero arreglar la situación y no se como.
Espero vuestras sugerencias. Gracias
Miriam Sainz Sánchez - 30 de diciembre de 2016
Hola Eva.
Mi consejo es que intercedas tú y pautes tiempos y lugares para los perros. Si ahora se está creando tensión y no terminan de encontrar la forma de solucionarlo, lo mejor es que puedas mantenerlos en espacios separados por ejemplo para dormir o descansar.
A la hora de comer, ponlos en lugares separados y no dejes el plato en el suelo cuando hayan terminado, para evitar que puedan ir a comer u olfatear el uno al del otro: cada uno tiene el suyo y deben aprenderlo.
Es probable que la perrita tenga ansiedad con muchas cosas e incluso protección de recursos, pues tanto tiempo en un refugio hace mella en esas cosas, así que necesita sentirse segura y sin la necesidad de tener que tenerlo todo… todo el tiempo. Pero eso lo irá aprendiendo ella, cuando realmente lo sienta, cuando sepa que las cosas también se comparten.
Mientras tanto, tu perro no tiene por qué «aguantarse» simplemente… así que evita que tengan encontronazos por comida, juguetes, agua, lugar de descanso o incluso caricias. Dales la osibilidad de dormir en diferentes lugares, e incluso ofrecerles colchones nuevos. Juguetes de sobra para los dos y si tuvieras problemas, quítalos hasta que se vayan acomodando.
Es posible que necesites algo de ayuda sobretodo al principio, para poder gestionar y ayudarles a ellos a gestionar esta nueva situación para todos.
Cuéntame qué tal se van adaptando.