Cuando hablamos de humanizar a los perros no deberíamos referirnos a que tengan la posibilidad de dormir en nuestra cama o comer nuestra comida. Humanizarlos es actuar con ellos como si no fueran perros, si no humanos, y aún peor, pensar que eternamente son humanos de muy corta edad, siempre cachorros porque sus juegos y en definitiva su neotenia nos despistan… y además, porque en ocasiones nos encanta pensar que lo son.