Hoy me preguntaba qué quiero para 2015. La verdad es que si pudiera pedir, pediría muchas cosas… algunas imposibles, utópicas, otras más o menos difíciles de conseguir, y algunas más sencillas pero cargadas de ilusión. Pero si tuviera que reducirlo a unas pocas, me encantaría afrontar 2015 con la misma ilusión que me llena cada vez que me pongo delante de un perro, que intento entenderle, motivarle, adaptarme a su forma de enfrentar la vida… Me encantaría mantener la felicidad que siento cada minuto que comparto mi vida con alguno de ellos, sean de mi familia o no.
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El gran error de las protectoras
Las protectoras de animales y los refugios cumplen una labor invaluable: brindar un espacio seguro a aquellos animales que han sido abandonados o que han pasado por experiencias de maltrato.
Desde hace muchos años, he seguido muy de cerca su trabajo como voluntaria y colaboradora, y también de forma observacional, y no es secreto que apoyo y admiro profundamente el esfuerzo y dedicación que implica esta misión tan noble. Sin embargo, es importante también señalar algunos errores recurrentes que, en lugar de ayudar, terminan por perjudicar tanto a los animales como a la propia imagen de estos centros.
El maltrato no es adiestramiento
Con frecuencia la gente confunde enseñar con aplicar técnicas coercitivas a los perros. Demasidas técnicas dañinas para el animal que podemos ver en la televisión y que por supuesto están en boca de todo el mundo cuando vamos a un parque, e incluso cuando nos topamos con gente que ni siquiera tiene perros.
Está comúnmente aceptado que a los perros hay que enseñarlos con el adiestramiento tradicional, y ante la menor duda, lo más «sensato» es que se nos escape la mano, y, si la situación lo requiere, con algo más de brío que de costumbre.
Diferencias y similitudes de educar a humanos y a perros
¿Por qué educar a un perro no es como educar a un humano? Hago esta pregunta porque con frecuencia me encuentro a personas que se disculpan de antemano al decirme que tratan a su perro como si fuera su niño y que ya saben que está mal. Al margen de juzgar si está bien o si está mal, términos muy relativos y tajantes a la vez, ¿cuáles son las diferencias?
¿Con qué podemos educar a un perro?
A veces la teoría es relativamente sencilla, pero la pregunta es: ¿cómo consigo los resultados?
Que la fuerza y la coacción funcionan en muchos casos, no cabe duda. Funcionan sobre las necesidades o deseos de la persona de que el perro haga o deje de hacer, aunque no se tenga en cuenta al perro para nada, ni sus emociones ni sus sentimientos. Y por no extenderme en esto, digamos simplemente que «funciona». Sin embargo, dejando de lado la parte más primitiva del ser humano y centrándonos en el respeto hacia ellos, encontramos también cantidad de recursos para poder trabajar con los peludos.
La motivación, el motor fundamental para trabajar con un perro
No son pocas las veces que los entrenadores nos encontramos con un perro con características muy especiales que sin embargo no responde a las señales de sus guías o cuidadores. Y por mucho que se empeñen, sin la motivación adecuada ese perro tan apto para el entrenamiento, no se moverá, y si lo hace, pronto perderá el interés por el trabajo y seguirá su camino lejos de los ejercicios que se le pide realizar.
Las claves del éxito (II): Paciencia
Cuando ya hemos conseguido sacar el tiempo suficiente para nuestro perro, es hora de ponerse una capa de paciencia que nos permita darle al perro su espacio y su tiempo para poder trabajar con él. Y esto es importante porque sin la paciencia necesaria no podremos fomentar que el perro investigue, pruebe y finalmente aprenda.
Cómo hacer que tu perro suba al coche
Si nunca hemos tenido problemas con esto, puede hacerse difícil imaginar el problema que supone cada vez que necesitamos meter al perro en el vehículo, problema que se hace más grande cuanto más grande es el tamaño del perro… Hay varios precedentes que pueden originar que el perro no quiera saltar dentro de los asientos cada vez que tenemos que irnos con él a algún sitio. En su mayoría:
- Ha tenido una mala experiencia cuando se ha metido al coche la primera vez o en algún momento anterior. Desde haberse golpeado con la puerta a que nosotros mismos le hayamos obligado físicamente a meterse cuando no estaba preparado.
- Quizá el problema ha sido una vez que el perro está dentro del coche: vaivenes, mareos, poca movilidad, algún frenazo o ruido inesperado, e incluso sus responsables gritándole desde la parte de delante que se mantenga quieto y en su sitio…
- El coche no le gusta, simplemente. Huele diferente, se siente intimidado por la red, el transportín o la correa, no tiene una manta o colchón donde sentirse cómodo, hay extraños que pasan muy cerca de las ventanillas o pasa mucho calor o mucho frío.
Un buen entrenamiento
Se hace patente que hay una necesidad cada vez más reconocida de crear un vínculo con el perro que va más allá del simple adiestramiento. Es decir, el adiestramiento del perro se realiza con más sentido y con más solidez cuando el perro se convierte en uno de los dos pilares del entrenamiento, dejando a un lado el camino de una sola dirección. La comunicación continua entre el animal y el adiestrador, la compenetración en el momento de marcar los tiempos, la confianza mutua y el necesario entendimiento, son las piezas de un engranaje que dará la solvencia necesaria a los ejercicios para que lo aprendido permanezca y haya voluntad de aprendizaje.
Qué es el adiestramiento cognitivo-emocional
Esta corriente basada en el estudio de avances en etología, psicología y neurología del español Carlos Alfonso López García, fue reflejado en el libro “Adiestramiento canino cognitivo-emocional” tras una década de trabajos y estudios. Ésta tiene como centro de sus investigaciones y técnicas de adiestramiento el entendimiento en sí mismo del comando que se le da al perro. No se busca una respuesta conductista, es decir, frente a un estímulo (ya sea negativo o positivo), sino que se busca que el perro comprenda cuál debe ser el comportamiento adecuado que debe tener para tener una vida más feliz y tranquila.