Un cambio de domicilio suele ser un momento de nuevos proyectos, emociones, alegrías… pero también lleva implícito nervios, estrés, tensión… Por muy buenos actores que seamos y por muy concienzudamente que intentemos mantener nuestras rutinas del día a día con nuestro perro, el peludo enseguida percibirá que algo está pasando.
Por eso, es conveniente que podamos parar un poquito a pensar también cómo puede afectar nuestra decisión de cambiarnos de casa para nuestro perrete.