Sí, sí, el rabo lo mueve el perro, pero si alguna vez habéis tenido la experiencia de educar a un perro, convendréis conmigo en que la sensación más placentera es la de enseñar mientras el perro es feliz, y mueve el rabo esperando que le des la oportunidad de hacer el ejercicio que le pides, que al fin y al cabo nos produce a nosotros esa energía positiva que, sin duda, haría que moviéramos el rabo también si tuviéramos uno…