Uno de los mayores retos con los que me he encontrado en mi vida profesional como Educadora Canina ha sido tener que bajar de peso a mi perra Sasha. Ella ha sufrido como nunca, y yo me he desesperado mientras me invadía una inmensa pena. Un camino lleno de altibajos, pero también de aprendizajes y momentos únicos.
La buena noticia es que no ha sido imposible, aunque sí una continua montaña rusa y un esfuerzo constante que con frecuencia era en vano cuando con un mínimo descuido, un filete, una barra de pan o unas tostadas desaparecían «misteriosamente»… para terminar en el estómago de mi pequeño estómago peludo. ¡Te cuento mis estrategias!
Por poner en contexto, adopté a mi compi Sasha cuando acababa de cumplir 3 años, casi más redonda que alargada, en la protectora CICAM Majadahonda, donde llevaba un mes aproximadamente. Además de las muchas carencias que tenía, fui entendiendo que posiblemente la única estimulación agradable (o la más agradable) que había tenido, era comer. Sus ansias eran tales, que al empezar a llevarla a sesiones de Intervenciones Asistidas con Animales, literalmente me dejaba ensangrentados los dedos cuando la reforzaba (que por entonces, era constantemente).
Su ansiedad rozaba lo patológico… y aún hoy su estómago rige gran parte de su vida.
Necesidades de alimentación
Cada perrete tiene unas necesidades específicas. Por ejemplo, yo tengo ahora 3 perras de 12 (Luna), 26 (Sasha) y 28 kilos (Noa), y Sasha es la que menos cantidad come. Luna y Noa están casi a la par. Y es el que la necesidad de movimiento, la agilidad y el nervio continuo de Luna, nada tiene que ver con perras de más de una década que hacen ya vida mucho más sedentaria.
Con frecuencia damos mucho más de comer a los perros de lo que necesitan, y encuentro allá donde voy perros/as con sobrepeso cuyas personas responsables ni siquiera sospechan que lo tienen.
Darles una dieta equilibrada no solo se refiere a la calidad de lo que les damos de comer, que es importantísima, sino también a la cantidad (y si me apuras, combinarlo también con la cantidad de veces que come).
Ansiedad, la gran enemiga
Uno de los principales problemas que me he encontrado (a nivel general, no sólo con Sasha) ha sido la ansiedad tan alta que desarrollan, si es que acaso no la tenían de antes, con a comida. Y puede ser antes o durante los intentos de bajada de peso. Yo he llegado a quitar a penas 5-6 bolitas de pienso de su cena, y terminar y pedirme de nuevo el plato lleno, porque detectaba que había menos. Sí, ese ha sido mi nivel de frustración con ella.
Daba igual lo que me inventara, que siempre que trataba de reducir, aunque fuera mínimamente su ración, había drama. Al aumentar esa ansiedad los perros se vuelven auténticos expertos en colarse por puertas casi cerradas, abrir con los pomos, identificar la forma de abrir neveras o saltar a lugares imposibles por conseguir un cachito de comida. Consecuencia: más ansiedad, más enfados, mejores estrategias que no queremos que tengan y fracaso en nuestro intento de mejorar su salud.
Por eso la reducción de peso hay que hacerla paulatinamente y de manera respetuosa, ayudando a la consecución de nuestros objetivos y no haciendo pasar al perro y a nosotros, un auténtico calvario.
Trucos para adelgazar a tu perro sin dramas
Cambiando la presentación y la comida
Y entonces se me ocurrió darle diferentes comidas en la mañana y la tarde. Usaba la alimentación natural para las mañanas, y el pienso para las tardes. Mezclarlo en la misma comida no es bueno porque las digestiones se hacen en tiempos diferentes, pero al menos así tenía guardado un as en la maga: si con la misma comida, cualquier gramito de menos lo detectaba, cambiando el tipo de comida lo tenía más difícil, y lo llevaba mucho mejor. Esto incluye que dentro de la alimentación BARF podía cambiar mucho la alimentación, y por cada cambio, ajustaba hacia abajo la ración. ¡Y no se enteraba!
Naturalmente y como todas las cosas, ni podía reducir muy rápidamente ni podía ir siempre quitando cantidad. De vez en cuando, ¡hay sorpresa y tenía un poquito más que de costumbre!
No sólo he mezclado estos dos tipos de alimento el mismo día, si no que también lo he hecho por ejemplo por semanas. De esta manera las rebajas eran más lentas, pero más amables para ella. Y de nuevo, por cada cambio, un poco menos.
Esparcir su comida por el suelo (añadiendo tiempo a su hora de comer, y con una cantidad irregular cada vez que no podía terminar de controlar bien), utilizar alfombras de olfato o juguetes cognitivos, ponerlo en botellas o cuencos de formas especiales, ayuda sin duda a que vayan gestionando su ansiedad (siempre que no se lo quites nunca, claro). Al principio es posible que tengan una explosión, porque es algo nuevo y no ingieren la misma cantidad que de costumbre por segundo, pero termina siendo una buena receta.
Añadiendo más momentos de comer al día
El entrenamiento con ella era un momento de «aperitivo», pero hacer 5 comidas al día, aunque para su sistema digestivo no es la mejor opción, para su mente de comedora compulsiva era ideal. Además, cada vez que pedía, le daba (calculando las cantidades diarias que tenía que tomar), e incluso me adelantaba a su hora de comer sin que me lo dijera, de tal manera que no sentía siempre esas ganas voraces de comer.
Jugando con sabores y texturas
Con la alimentación cruda natural esto es realmente sencillo de hacer: un muslo de pollo, tripa verde, cuellos… la variedad es enorme. Las texturas y los sabores diversos están garantizados.
Con el pienso siempre puedes hacerlo dentro de una misma marca, y comprar diferentes sabores y, con suerte si la marca lo ofrece, distintos tamaños de croquetas. Pero hay más, puedes añadir agua fría o caliente (¡cuidado con no quemarles!), algo de caldito (sin sal)… machacar un día el pienso, otro dejar que se empape, o ponerlo justo después de haber puesto el agua… En realidad, tenemos muchas formas de presentación para que sea estimulante y lo sientan un poquito diferente.
Más tiempo… ¿más alimento?
Otro truquito es darles tipos de comidas con las que puedan estar mucho tiempo con la masticación. Por ejemplo, las tráqueas no les engordarán y por su textura les durarán un rato (cuidado con los perros muy ansiosos, pues sólo pude dárselo a Sasha durante unos meses porque en un momento dado comenzó a engullirlas, con el peligro de ahogamiento que esto tiene). Huesos de rodilla de vaca o más grandes para evitar la ingesta completa, son una muy buena opción. Les entretiene y no deja de ser comida. No les llena, pero les engaña al estómago, y a ti te ayuda a ir gestionando el descenso de peso.
Manteniendo las rutinas
Con frecuencia me ocurre que Sasha, adorable cabeza cuadrada, da igual la cantidad (por grande que sea), el entorno o la presentación, que siempre necesita ir a comer a su plato para sentir que ha comido. ¿Entonces? Pues que a veces he ido a echarle 10 bolitas de pienso (normalmente lo hago con pienso) o una cucharada rasa de algún preparado de carne para terminar, y se ha quedado con contenta. Si a eso le echo un vasito de agua, ella se va tan feliz con su tripa llena (¡nada de ejercicio después!).
Este es solo un ejemplo porque Sasha tiene esa «manía», pero lo interesante es conocer a tu perra y observar qué es lo que le hace quedarse satisfecha.
¡Piensa en alternativas!
Para bajar de ese maldito sobrepeso, además de rebajar sus raciones de comida, tienes otras opciones como aumentar el ejercicio. Cuidado porque perretes muy obesos tendrán que ir poco a poco. A veces nos centramos en la comida y es posiblemente lo que más les cueste a nuestros peludos.
Entrenar con ellos ejercicios básicos como tumbados y ponerse de pie, dar la vuelta sobre sí mismos, venir corriendo a la llamada… son también ejercicios que se pueden implementar de forma fácil en nuestras rutinas, y a las perras y perros les vienen fenomenal para bajar kilos.
Además, los juegos de estimulación mental también gastan recursos, así que aunque no sean físicos como tal, sí necesitan el consumo de recursos, que entran con la comida.
Espero que te haya resultado útil e inspirador este viaje por la salud y el bienestar de Sasha. Recuerda, cada perro es un mundo y lo que funciona para uno puede no ser lo ideal para otro. Lo importante es conocerlos, quererlos y encontrar el equilibrio perfecto para su felicidad y salud.
Si tienes historias similares o consejos que quieras compartir, ¡no dudes en comentar!
Deja una respuesta