Que el aprendizaje es un proceso es algo que todos, entrenadores y clientes, deberíamos tener claro. Pensar que los adiestradores tenemos una varita mágica por la que las cosas simplemente cambian, tiene connotaciones infantiles y fantasiosas que no le hacen ningún bien a nadie, perretes incluidos.
Y es que realmente creo que existe un problema de comunicación, de cómo se ha estado transmitiendo durante mucho tiempo la idea de que la magia existe en el entrenamiento, y que los cambios comportamentales son cuestión de tocar allí y apretar allá, como si de una revisión de vehículo se tratase.
Es por eso que me parecía conveniente parar un ratito a escribir sobre esto. Si la educación es un proceso, necesita un tiempo para que las diferentes fases cobren fuerza y las siguientes puedan asentarse en las anteriores.
Malos resultados, desesperación y fin del trabajo
Cuando un cliente no obtiene los resultados que esperaba, es común que la frustración haga que intente avanzar más rápido hasta llegar a la meta, o directamente tire por tierra todo el trabajo que con esfuerzo ha realizado. Debemos ser capaces de mantener la motivación en los clientes que tienen dificultades con su perro o llevando a cabo la tarea que les encomendamos los profesionales.
Parece obvio cuando lo miramos desde fuera, que si algo no está funcionando bien, pisar el acelerador no hará sino emborronarlo todo y frustrar tanto a la persona como al perro.
Buenos resultados, exceso de emoción y pérdida del rumbo
Y cuando lo que ocurre es que un particular comienza a ver que su perro entiende a la perfección el ejercicio o que en 10 minutos ya lo tiene ejecutándolo sin fallar, tenemos un aumento fascinante de emoción que lleva a pensar que «ya está todo hecho» y que la marcha puede ser mucho más rápida… para cualquier ejercicio o situación. Esto, por supuesto, también nos lleva a frustraciones y estrés, y a menudo a pensar que si ayer lo hacía y hoy no (sin tener en cuenta el estado emocional del perro, la situación, el lugar, su motivación, la dificultad de la tarea a realizar, el cansancio, y tantas y tantas cosas), es sin duda porque «me está tomando el pelo».
Así, igual de complicado es enseñar a un perro cuando las cosas salen de seguido como cuando cuestan en exceso, si no tenemos en cuenta que el aprendizaje se realiza poco a poco y a base de repetir, en diferentes situaciones y con distintos grados de dificultad.
Sin duda, y hablando a modo de reflexión personal, nos falta a veces atinar con la forma de comunicar que todo llega, pero todo tiene su momento.
4 comments
Join the conversationJulia - 10 de mayo de 2020
Hola como estás!? Tengo un cachorrito de 1 mes y medio, y ya nos recomendaron empezar a enseñarle cosas como donde hacer sus necesidades, a no morder, y a jugar con calma. El problema es que el perro parece frustrarse y desesperarse cuando se lo corrige, a pesar de que intentamos hacerlo con la mayor calma. No le gusta que le den un NO, y su respuesta a esto casi siempre es una mordida, o un ladrido de enfado. entiendo que sea muy chico aún, pero que nos recomiendas para seguir educandolo sin que siga fomentando estos comportamientos agresivos? muchas gracias!
Miriam Sainz - 13 de mayo de 2020
Hola Julia.
Vais a tener que trabajar mucho su tolerancia a la frustración y el vínculo con vosotros.
¿Desde cuándo está con vosotros? ¿Ha estado con su mamá y el resto de la camada?
Cuéntame un poco porque un mes y medio es muy pequeñito, y parece que no ha aprendido bien el comportamiento social, pero según me comentes puede valorarse de maneras diferentes.
Julia - 15 de mayo de 2020
Hola, el perrito cumplirá dos meses el 20 de este mes, y está con nosotros hace ya dos semanas. Viene de una casa de familia super tranquila, y hasta el día de su adopción estuvo con su mamá y tres hermanitos más. Nosotros también somos tranquilos e intentamos enseñarle con mucha paciencia, pero parece tener un carácter poco controlado y no duda en contestarnos con mordidas cuando algo no le gusta. Muchas gracias por contestar.
Miriam Sainz - 20 de mayo de 2020
Gracias Julia.
Le habéis cogido un poquito prematuro, yo le habría dado una semanita más al peque con la familia, pero no creo que las cosas anden sólo por ahí.
Me comentas que os muerde o ladra cuando le decís un NO. ¿En qué situaciones y cómo lo hacéis? Siempre que le impedimos a un cachorro hacer un comportamiento, deberíamos poder darle una alternativa de que sí puede hacer. Por ejemplo, muerdes la silla que no quiero, pero te ofrezco un asta de ciervo para que puedas roerlo.
Trabajaría mucho con él ejercicios básicos como el sentado, tumbado, quedarse quieto, etc. con mínima frustración, que se acostumbre a recibir indicaciones vuestras, y se vea reforzado si las sigue. Si tenéis experiencia, podéis hacer otros ejercicios más difíciles.
Ofrécele juguetes cognitivos también, donde aprenderá a tolerar esa frustración sin tener que pasar por vosotros, en este momento. Botellas de plástico o bricks con comida dentro, por ejemplo, pueden ser una fantástica opción. Ponedlo todo lo sencillo que creáis que necesita, pero dejadle que resuelva solo.
Estas dos cosas le van a ir dando una buena estructura con la que relacionarse con vosotros, y es un buen comienzo para cambiar las cosas.
Prueba, y me vas contando.