Mucho me han hablado mis compañeros del curso del Ciclo formativo de entrenamiento de animales, y tras año y pico valorando los pros y los contras, haciendo cursos y seminarios, investigando el mundillo de la oferta formativa canina y contrastando la calidad y los conocimientos de los docentes… ¡está decidido! El próximo 16 de octubre comienzo este curso que durará hasta enero, y en el que tendré la fortuna de practicar métodos y formas de entrenamiento con animales tan diversos como orangutanes, leones marinos, rapaces, psitácidas, jaguares… y por supuesto mi futuro compañero de clase: un minino que me ayudará a sumergirme también en el entrenamiento de gatos.
Me resulta emocionante enfrentarme a especies muy diferentes entre sí, y muy distintas también a los perros, de las que aprender con mayor respeto cuáles son los límites, algo que con perros a veces es complicado, pues son animales seleccionados a lo largo de los siglos para estar con nosotros, y lo cierto es que en multitud de ocasiones rebasamos la línea prohibida exigiéndoles más de lo que pueden darnos, obligándoles a hacer cosas que no quieren, y dando por hecho unas bases que no nos hemos preocupado de enseñar correctamente.
Me estoy preparando… Sé que será un curso intenso, lleno de retos que hace tiempo me rondan la cabeza, repleto de esos registros que tanto nos cuesta comenzar a introducir en nuestro trabajo y que sin embargo me han dejado claro que marcan la diferencia entre un entrenador profesional y alguien que sigue un camino de aciertos y errores basándose únicamente en la intuición. También sé que el aprendizaje que me lleve del curso me acompañará toda la vida, como ya me ocurre con los Chicken Camp, cursos cuyo conocimiento adquirido se me presenta en cada entrenamiento, en cada modificación de conducta o con cada clase semanal que imparto.
¿Qué hay del respeto y la ética al trabajar con especies salvajes?
Este es un tema que me ha dado bastantes dolores de cabeza… Estoy completamente en contra de los zoos y lugares similares. Si por mí fuera, ningún animal estaría condenado a pasar toda su vida en una jaula, ni siquiera los de por sí condenados canarios o aves similares. Me costaba entender cómo alguien que ama al mundo animal puede tratar con seres encarcelados sin delito alguno, y tras mucho valorar, me he dado cuenta de la necesidad de aprender y concienciar a quienes sí trabajan en estos lugares, a tratar correctamente y a enriquecer el ambiente de estas cárceles que son el escenario de su vida.
La lucha contra estas penitencias injustas no quita que aquéllos animales apresados puedan tener una vida un poquito más digna. Y por esta desgracia, me conmueve saber por un lado que en mi mano estará poder entrenarlos para hacer su vida un poquito más fácil, por un lado, y poder aprender de ellos la interacción adecuada, para que al tratar con otros animales domésticos no se me olvide jamás que igual de injusto es presionar a un animal que no tiene reparos en causarme un daño importante, como hacerlo con un chiguagua que rara vez me originará un gran dolor.
El tiempo pasa, y ya llega la fecha… ¡Emocionante!
El plazo está abierto por si me quieres acompañar en semejante experiencia. ¡Pídeme más información!
2 comments
Join the conversationDavid - 10 de octubre de 2015
Nos vemos con los leones marinos en Elx compañera!!
Miriam Sainz Sánchez - 13 de octubre de 2015
Allí nos veremos David, ¡¡no puedo esperar!! 😀