¿A quién no le resulta familiar esa sensación que se presenta cuando, después de haber pasado varios días de vacaciones disfrutando de la compañía de familia o amigos, nos encontramos de repente de vuelta en nuestra casa, rodeados de quietud y silencio?
Ante un cambio brusco de rutina y entorno social, es habitual que durante los primeros días nos podamos sentir extraños, desubicados, apáticos o tristes. Son respuestas normales de nuestro organismo ante una situación de cambio, aunque éste suponga volver a la rutina a la que estábamos acostumbrados.
Algo similar ocurre con los perros. Tengamos presente que ellos, al igual que nosotros, son seres con altas necesidades de contacto social, tanto con personas, como con sus semejantes. Siempre es mejor prevenir que curar. Por esta razón, en este artículo proporcionaremos una serie de pautas que sirvan como herramientas para la prevención de problemas de comportamiento en los perros en sus momentos de soledad.