Más de uno comenzará a leer este artículo con reticencia… pero sí, es posible lleva a nuestros perros al veterinario sin tener que llevarles en brazos, enfrentarnos con ellos porque quieran marcharse a toda costa o tener que sufrir una situación que ni pueden controlar, ni de la que se pueden escapar, con lloros, temblores, rigidez o malestar en en cualquier caso.
adiestramiento canino
Feliz año 2016
Me resulta imposible cambiar de año sin echar un poquito la vista atrás (un poquito, no demasiado…) y pensar en lo que me deparará 2016 (un poquito… tampoco demasiado).
Veo en 2015 cantidad de maravillosas experiencias rodeada de maravillosas compañías; unas que se han ido fortaleciendo y afianzando, otras nuevas con las que da gusto compartir ilusiones y entrenamientos, algunas emergidas como una agradable sorpresa…
La ignorancia de entrenar por la fuerza
No sé las veces que he podido escribir sobre esto ni las que he debatido en base a este tema ya… Pero a veces, como en un ciclo sin fin, vuelvo a encontrarme a orgullosos del entrenamiento por las bravas. ¡Ignorantes!
Y es que me es indiferente si hace años que un «profesional de la fuerza» ejerce esta profesión o si sólo lleva unos pocos días jugando a ser el macho alfa con los perros que se encuentra. Me da igual si de morder a las personas un perro ha pasado a la sumisión por pánico (no, de hecho, no me da igual; me da bastante pena) o si ha aprendido a evitar el dolor (¡o el miedo!) corriendo como un galgo a la llamada. El fin nunca justifica los medios, pero es que además hay más caminos para llegar a un mismo fin. ¡El camino del respeto!
Nuestro gran amigo el clicker
¿Quién no ha oído hablar de las maravillas del clicker? Quien más, quien menos, sabrá que es una sencilla herramienta que sirve para entrenar, y lo más importante, para adiestrar en positivo.
Mucha gente viene a mis clases preguntando por el clicker, pues han oído de sus bondades y tienen la idea que con tan solo tener esa antigua ranita en caja de plástico, su entrenamiento se convertirá mágicamente en positivo. Lástima, el entrenamiento ético es mucho más que saber atinar con el sonido del clicker.
Entrenando con Mason, perro de terapias asistidas con animales
Este precioso Golden Retriever es Mason, compañero durante las intervenciones asistidas con animales durante este año, donde pude probar sus aptitudes para convertirse en un auténtico perro para intervenciones (terapias, educación y actividades asistidas con perros).
Además de visiblemente adorable, Mason y yo hemos establecido un vínculo muy especial que hace realmente sencillo trabajar con él. Meses atrás hemos estado probando diferentes entornos, ambientes, personas y situaciones para evaluar el trabajo que necesitaba, pues durante sus primeros 4 años no tuvo la oportunidad de conocer mucho más que una terraza de donde le sacaban poquito rato para hacer sus necesidades. Afortunadamente una familia, Toño y María, le esperaba antes de que su destino fuera una fría perrera, y con gran fortuna se cruzaron en mi camino.
El adiestramiento canino, ¡es sólo un juego!
«Sólo» un juego… ¡con lo importante que es jugar! Más bien, la frase correcta es «el adiestramiento es, ni más ni menos, un juego«. Y cómo cambian las formas y los conceptos cuando realmente nos disponemos a jugar con nuestro peludo en vez de disponernos a adiestrarlo… Normas, normas, normas… obligaciones, frustraciones, falta de tiempo… ¡el adiestramiento termina dando más dolores de cabeza que las matemáticas! 😉
Enseñamos con señales: ni órdenes ni comandos
Exigir o pedir…
La buena educación con frecuencia queda relegada a las interacciones que tenemos entre humanos. El amor hacia nuestros animales, nuestras ganas de aprender o enseñarles o nuestro deseo de disfrutar con ellos se ve empañado por la necesidad de un comportamiento ejemplar, socialmente aceptable, y por la frustración de no saber comunicarnos de una manera efectiva.
¡No quiero que lo haga sólo por comida, sino porque yo se lo pido!
Que los perros respondan a nuestras señales (señales, ni órdenes ni comandos…) más allá de hacerlo por el poder de su estómago es algo que a las personas que comienzan a entrenar con su perro les quita el sueño. Continuamente vemos que con un par de repeticiones correctas, comienzan a venir los nervios y dejan de premiar al perrete cuando está haciendo exactamente lo que ellos le piden. ¿Falta de paciencia o agobio porque «sin comida no hace caso»?
Tolerancia cero: ni un solo fallo cuando de perros se trata
Es cierto que la sociedad te pide continuamente no fallar, y que continuamente también te muestra los fallos que has tenido, más allá de ensalzar los aciertos. Todo es continuamente juzgado… y por supuesto esto se extrapola también a la idea que la sociedad en general tiene de los animales.
Es complicado explicar que los perros, son perros, no máquinas perfectamente engrasadas para ejecutar comandos a nuestro antojo, por muy buen entrenamiento que tengan. Los perros también pueden tener un mal día, o nosotros como guías, o simplemente responder a una petición de manera dubitativa, por cientos de motivos diferentes.
Las necesidades básicas de un perro
Con frecuencia hablamos de cubrir las necesidades básicas de un perro pero, ¿sabemos realmente qué significa eso? Que el perro tenga comida y agua, además de la posibilidad de hacer sus necesidades en períodos de tiempo aceptables, son sólo algunas de estas necesidades que todo peludo debería tener cubiertas. Y por cubiertas no nos referimos a lo mínimo imprescindible para la vida, sino a prestar atención, realmente, a lo que nuestro perro necesita para conseguir la estabilidad que todos deseamos que tenga.
Lo cierto es que muchos problemas de comportamiento pueden tener que ver precisamente con esto, y es fundamental que con cada caso que un entrenador canino vaya a trabajar, lo haga comenzando precisamente por dar importancia a cubrir las necesidades básica del perro que va a tratar.
Pero, ¿cuáles son entonces esas necesidades? Las vemos a continuación: