Desde luego, el título de este artículo suena algo extraño… ¡todos sabemos jugar con nuestro perro! Tirarle una pelota, hacer que te persiga o volverle como una moto haciendo que tiras un palo de un lado para otro sin llegar a soltarlo… ¡es sencillo!
Pero el juego engloba mucho más. El juego es una fantástica herramienta de entrenamiento para educar a tu perro en multitud de situaciones. Además, hacerle de rabiar no es precisamente un divertimento compartido, ¿verdad? Así que en este artículo vamos a hablar un poquito más sobre cómo jugar de manera adecuada con nuestros peludos.
Motivación
Si no tenemos motivación, no hay motor que arranque el juego de nuestro perro.
Que un perro esté motivado para jugar en casa, no significa que lo esté para jugar en la calle. Simplemente la situación es diferente y la cantidad de cosas nuevas a las que puede acceder en un sitio no tienen comparación con el otro.
Muchas personas se resignan a que sus perros no juegen, o no «sepan» jugar, cuando en realidad es difícil encontrar un perro que no tenga uno u otro tipo de comportamiento de juego. ¿Es que tu perro no quiere jugar contigo? Ah, bueno… ¡eso es algo muy distinto!
¿A qué nos gusta jugar a los dos?
Para poder conseguir una buena motivación con tu perro, lo primero que tienes que investigar es cuál es su juego favorito. Tómate un tiempo para observar cómo juega con otros perros, cómo lo hace él solo o cómo intenta jugar contigo.
Tirar de uno y otro extremo de una cuerda o buscar cosas, suelen ser juegos muy recurridos en los perros, pero a lo mejor le divierte más una «pelea» cuerpo a cuerpo o salir corriendo a modo de persecución.
Si el juego que le propones no le entusiasma y no es un perro que recurra al juego (o no recurre al juego contigo) frecuentemente, comenzará a aburrirse antes de comenzar.
Recuerda también que el perro tiene instintos naturales y sus comportamientos de juego van muy enfocados a satisfacer esos instintos. Jugar a cazar cosas puede resultarles fascinante, pero si nos comportamos de manera extraña, por ejemplo haciendo que lo que tiene que cazar le moleste golpeándole (aunque sea suavemente) en la cara o le azote el lomo, es posible que le incordie más en vez de que le resulte atractivo. Jamás he visto una liebre meterse corriendo en la boca de un perro, y recuerda que el juego de lanzarse a morder a la presa (una cuerda, por ejemplo), tiene que ver con eso. ¡Juega como las situaciones ocurrirían en realidad!
Fíjate bien en la forma de jugar con él. Si le encanta tirar de una cuerda pero nunca consigue llegar a ella porque tú siempre eres más rápido, ¿crees que esas reglas del juego van a favorecer que se mantenga dispuesto a seguir intentándolo mucho tiempo?
Comenzando poco a poco
Una vez sepas lo que le gusta, será mucho más fácil sacar el juego en momentos concretos. No empieces de manera muy brusca, y procura siempre jugar muy poquitos minutos y parar antes de que se canse. Mantenerle con ganas de seguir jugando facilitará que la próxima vez lo coja con más entusiasmo.
No dejes que le resulte aburrido, así que asegúrate bien de comenzar el juego cuando tu perro vaya a estar dispuesto a jugar. Probablemente tengas que hacerlo de manera gradual, comenzando en casa (o en el lugar donde tenga más ganas de jugar) y cambiando el lugar de juego de vez en cuando, cuando sepas que cada vez que le incites en la primera ubicación, te va a responder con ganas.
Jugar cuerpo a cuerpo muchas veces pasa por comenzar agachándose y dejando que el perro se acerque a curiosear. Si empiezas una lucha en toda regla con un perro que no está acostumbrado, por mucho que le guste ese tipo de juego, le parecerá demasiado intrusivo como para sentirse cómodo contigo, probablemente.
Consideramos esto tan importante que el próximo 14 de enero 2017 vamos a realizar un taller exclusivamente de juego, tanto para ver sus usos a la hora de enseñar cosas al perro como para iniciar en el juego a perros que aún no tienen esa motivación suficientemente fuerte.
El juego siempre y en todo momento
Esparcir unas bolitas de comida en casa y pedirle que las encuentre no significa que esas mismas bolitas vayan a hacer ese efecto en medio del parque cuando está corriendo detrás de otros perros.
Como comentaba más arriba, no podemos esperar que tu perro responda igual en todo momento. Cuando el juego se haya instalado como parte de su rutina y su motivación sea muy alta, siempre dispuesto a jugar contigo, podrás comenzar a utilizarlo para entrenarle para realizar algún deporte o como parte de su educación en el día a día.
Recuerda que el juego es muy importante en la vida de un perro. Saber jugar con tu peludo creará un vínculo mucho más fuerte entre vosotros y además será de gran utilidad cuando necesites enseñarle determinadas cosas.
El juego perfecto no es universal, y depende de los gustos que tengáis vosotros dos. Hay multitud de juegos diferentes que puedes hacer con tu perro, ¿cuál es vuestro favorito?
2 comments
Join the conversationSergio - 18 de noviembre de 2018
Por lo que veo todos los artículos sobre jugar con perros están orientados a perros que no quieren jugar. Mi problema es el contrario , mis perras solo quieren jugar constantemente cuando me ven . Tienen obsesión con que les tire la pelota en todo momento. Cómo puedo hacer que jueguen más entre ellas entendiendo que no soy la única herramienta para poder jugar?
Miriam Sainz - 19 de diciembre de 2018
Hola Sergio.
Lo primero: deja de ser la única herramienta de su juego.
Déjalas más tiempo gestionándose ellas y olvídate de sacar pelota / piñas / palos o similar, durante un largo tiempo. Evita ser el centro de atención, proporcionándoles paseos sin más, o momentos juntos que no requieran de un juego iniciado por tu parte.
Suele funcionar muy bien comenzar el juego con ellas (por ejemplo a que tiren de un mordedor las dos a la vez), y soltar durante unos segundos el mordedor para que sigan tirando entre ellas, antes de volver a agarrarlo, y así de vez en cuando, hasta que ellas comiencen a divertirse también solas.