El transportín para los animales, o las jaulas, pueden ser tremendamente útiles para el entrenamiento y la educación de nuestros animales… pero no si se convierten en cárceles que nos evitan tener que prestar atención a nuestros compañeros.
El uso de estas herramientas de trabajo ha sido ensalzado y endemoniado a partes iguales, y hoy te explicamos lo que es un uso y un abuso de jaulas y transportines.
Los transportines y las jaulas, un apoyo y un facilitador de nuestro trabajo
Poder mantener a un animal dentro de un espacio reducido y controlado -pero cómodo- durante un periodo de tiempo determinado, puede ayudarnos como trampolín para trabajar gran cantidad de cosas:
- Autocontrol frente a diferentes estímulos que le provocan el impulso de salir a conocerlos o a interactuar de alguna manera con ellos. Con el simple gesto de abrir o cerrar la puerta, tendremos muchas posibilidades para conseguir que el animal potencie sus habilidades de autocontrol
- Estación de trabajo, interesante con perros de trabajo o deporte que necesitan lugares donde poder sentirse cómodos y «en casa«, cuando están en lugares desconocidos, con mucho bullicio o con necesidad de descansar despreocupadamente.
- Traslados seguros y cómodos. Con las dimensiones adecuadas, ni muy grandes ni muy pequeñas, las jaulas y transportines son una buena opción para trasladar a nuestros compañeros de un lugar a otro. Es importante atender a las indicaciones de los fabricantes para determinar la mejor opción y la más segura para el tamaño y el tipo de animal que queremos trasladar, además de conocer sus necesidades específicas, y elegir la altura y el grado de visibilidad del exterior que más cómodo le resulte.
- Desensibilización a lugares cerrados, pues con un buen trabajo conseguiremos que pueda sentirse a gusto y a salvo, e incluso que descubra nuevas habilidades y juegos a realizar en este tipo de espacios. Tratar los miedos e inseguridades de un animal, siempre nos ayuda a poner la primera piedra para que poco a poco vayan desapareciendo los demás, y sea más valiente y atrevido/a.
- Y un largo etcétera, tan largo como imaginación tengamos. Mantener estos lugares como referencia positiva, nos hace afinar nuestras habilidades y potenciar destrezas y análisis en los animales que pueden evaluar y tomar decisiones -erróneas o no- que con facilidad podemos corregir con sencillos gestos, como por ejemplo abrir o cerrar la puerta.
Parece lógico resaltar que para poder realizar un ejercicio utilizando el transportín como base del mismo, es necesario que hayamos desensibilizado y tratado esta caseta adecuadamente, sin obligaciones ni por supuesto castigos relacionados con él o con la jaula.
El abuso y la falta de rigor, lógica y ética
Es una pena que, a veces por desconocimiento, a veces por ineptitud, a veces por otras cosas menos éticas, tengamos animales metidos en jaulas largos períodos de tiempo, atentando contra el bienestar animal.
Y es que no podemos engañarnos: un transportín o un lugar reducido no es, en ningún caso y sea la especie que sea que tenemos dentro, un lugar adecuado para que un ser vivo pase su vida.
Lógicamente estoy hablando de aves de muchos tamaños y procedencias, de conejos, de roedores muy diversos, de animales exóticos sean peligrosos o no… y por supuesto también de los animales más abundantes con los que compartimos nuestra vida: perros y gatos. A nadie le gusta vivir encerrado.
Los animales necesitan libertad y poder expresarse conforme a las costumbres y comportamientos innatos de su especie. Limitar estos comportamientos a la mínima expresión, a unos minutos o unas pocas horas al día, no es bienestar.
No es de recibo pensar que porque nuestro animal está bien acostumbrado a permanecer en una jaula o en un transportín, debe estar allí dentro más allá del tiempo justo e imprescindible. Es decir, que si tengo un perro tranquilo en el transportín, dejarlo durante horas porque yo estoy ocupada trabajando, no es ético. Hay una parte de responsabilidad y trabajo de cada uno en saber si tiene posibilidades de dar al animal la vida que debería tener, y el compromiso de educarle y ayudarle a pasar por encima de sus dificultades, por ejemplo, a la hora de quedarse solo en casa.
Tampoco tiene mucho sentido haber castigado en este lugar a nuestro animal y pretender después desensibilizarle del miedo que tenía a meterse dentro.
Transportines y jaulas no deberían convertirse en aquel lugar donde dejo a mi compañero porque «me molesta«, y con esto me refiero a que «no tengo tiempo«, «no tengo ganas«, «no tengo paciencia«, «no tengo confianza«, «no tengo…».
Cantidad de animales simplemente pasan sus días o largas horas encerrados. No tiene sentido que lo hagan con miedo o estrés, pero tampoco lo tiene que lo hagan simplemente porque es la vida que les ha tocado.
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