Después de haber repasado los distintos tipos de adiestramiento (tradicional, en positivo, mixto y cognitivo-emocional), a continuación me gustaría compartir algunas reflexiones con vosotros:

Conclusiones

Si bien históricamente estamos avanzando cada vez más hacia formas de adiestramiento más equilibradas y pensando en el bienestar de los animales, no hay que olvidar los orígenes de estas disciplinas y que gracias a la popularidad de adiestramientos coercitivos y lesivos para los perros podemos tener ahora modalidades y técnicas mucho más éticas y responsables. La utilización de una o otra técnica no debe ser en siempre aplicada igual para todos los perros, y en algunos casos unas formas tendrán mejores resultados para ciertos individuos, aunque indudablemente el uso indiscriminado de la fuerza, los malos tratos, la agresividad para el perro y la generación de miedos e inseguridades en el animal no son moralmente aceptables y entran dentro de capítulos ya caducos en las páginas de nuestra Historia.

A tener en cuenta

Todo buen adiestrador debe saber que:

• Para un correcto aprendizaje, las sesiones deberán ser cortas y productivas.
• No es necesario terminar la sesión en el momento en que el animal responde con exactitud y precisión a nuestro comando, pero sí es imprescindible que tenga una tasa de éxito muy alta en los ejercicios por lo que deberemos facilitar al perro el aprendizaje.
• Siempre deberemos terminar la sesión en el momento álgido del perro, cuando más motivado se sienta. De esta forma, la próxima sesión comenzará con una motivación mayor.
• El trabajo puede ser lento pero sin caer en errores durante el ejercicio. Es mucho mejor avanzar con buena base que precipitarse volviendo hacia atrás, y confundiendo al perro.
• Siempre habrá que buscar el refuerzo positivo más motivador, acorde con el animal.
• Cada can es único, como ocurre con las personas, y tiene sus necesidades específicas, sus tiempos, sus instintos… y según cada individuo, así deberá adaptarse el adiestrador en el entrenamiento.