Los cursos para ser educador/a canino/a proliferan por todas partes. Una vez que estás en el mundillo y conoces personalmente o sigues los pasos de los profesionales que lo imparten, es sencillo separar «el grano de la paja«, pero cuando comienzas a introducirte, es complicado diferenciarlo.
Por eso este artículo no pretende dar soluciones concretas con nombres y apellidos, pero sí aportar algunas pinceladas sobre las que reflexionar antes de dar el paso.
Ésto no sólo es importante para no desperdiciar dos recursos importantes: el dinero y el tiempo, sino que además lo es porque en algunos casos, marca la diferencia entre continuar y hacer de ésta tu profesión, o salir echando pestes de un mundo tan bonito y apasionante.
Aquí van algunas ideas que me parecen importantes bajo mi experiencia, con mis aciertos y mis errores a la hora de haber elegido cursos, talleres y seminarios:
1. Metodología de trabajo
Fundamental. Métodos coercitivos, irrespetuosos y violentos siguen estando presentes en los cursos, de profesionales no reciclados, que no saben hacerlo de otro modo o que no creen en ello.
Es importante porque la gente -afortunadamente- ha comenzado desde hace tiempo a demandar el respeto hacia su perro.
A pesar de la desesperación por conductas que parecen imposibles de cambiar para la persona responsable del perro, la intención de recibir ayuda profesional de manera educada, respetuosa y basada en un vínculo sano, está ganando la batalla a la obligación, la doblegación y la tiranía.
2. Tiempo de práctica
Si bien tener una formación teórica para justificar científica y empíricamente la base la formación que recibes es imprescindible desde mi punto de vista, la práctica es la que te dará soltura y manejo con los perros, y además hará que vayas fortaleciendo y seleccionando tus propias herramientas.
Un curso en el que no recibas horas de práctica real, no de observador de cómo otra persona realiza los ejercicios, sino como protagonista del cambio con los perros que manejes, es un curso vacío. Y digo bien, perros en plural, porque es necesario poder aprender de diferentes actitudes y formas de recibir las indicaciones para poder ser un/a educador/a completo/a.
3. Claridad: adiestrador o educador
Ser adiestrador/a no significa que puedas modificar conductas. Ser adiestrador/a significa que puedes adiestrar, es decir, enseñar ejercicios más o menos complejos a un perro.
Sentado, tumbado, permanecer a tu lado, levantar la pata trasera como si estuviera haciendo pis, girar, saltar, hacer volteretas, el pino, recoger un appor del suelo o ir corriendo a tumbarse en una colchoneta que se encuentra a 3 metros de la orilla en pleno Mar Maditerráneo… Esa es la labor de un/a adiestrador/a… y sus competencias. Saber motivar al perro y tener herramientas para este trabajo como un buen timing y unos criterios ajustados a las posibilidades y circunstancias del perro, serán principios fundamentales para tu trabajo.
Educar significa mucho más, y pasa por saber cambiar o moldear emociones. Sin ser adiestrador/a, no puedes ser educador/a. Pero lo primero no te capacita para lo segundo.
Algunos cursos de adiestramiento canino incluyen horas de modificación de conducta. Infórmate bien del tiempo invertido en este aspecto y el tipo de formación que se imparte.
4. Formación de diversas metodologías
Si bien en el punto 1 comentaba la importancia de elegir una forma educada y respetuosa de entrenar a un animal, eso no cambia la idea de que un/a adiestrador/a canino/a debe saber el mundo en el que se mueve.
Todos tendemos a enseñar la parte profesional que encaja con nosotros mismos, en la que creemos y con la que evolucionamos, pero eso no significa que en tu formación tengas que conformarte con una ideología única que defender a capa y espada, sin posibilidad de que te cuenten qué está haciendo quién, y al menos unas pinceladas de esas formas de adiestramiento e incluso su evolución. Esto incluye tener la posibilidad de cuestionar lo que te enseñen (y la tranquilidad de poder hacerlo)
Y no sólo de metodologías… saber las diferentes especialidades y alternativas para trabajar con perros que hay a tu alcance, te dará una visión enriquecida de hacia dónde puedes dirigirte (deportivo, social, rescate, protección, y un largo etcétera).
5. Contar con apoyo profesional tras el curso
Porque nadie termina un curso, de lo que sea, y ya puede volar solo sin temor a equivocarse. Y equivocarse en las primeras etapas de tu carrera profesional puede ser un duro golpe al que tengas que enfrentarte.
Y no te equivoques, todos podemos cometer errores, pero cuando aún no tienes la seguiridad de tener a tus espaldas un montón de perros y familias a las que has podido ayudar, comenzar acumulando errores sólo lleva al desconcierto y a caer en el desánimo.
6. Profesionales íntegros, dentro y fuera de las clases
Predicar con el ejemplo… Quien realmente cree en lo que hace, no necesita tener que demostrarlo en clase, sino que forma parte de su forma de tratar con los animales.
Cuidado con quien comercialmente vende algo que luego no es capaz de continuar haciendo. Y no sólo porque quebrante sus principios, que será cada uno quien tenga que pedirse cuentas antes de dormir, sino porque si no es capaz de mantenerlo, será difícil que sea capaz de enseñarlo como se merece.
7. Empatía y humanidad
Esto es algo muy personal, pero aquí lo dejo. Alguien que merezca mi confianza como profesional y a quien esté dispuesta a dar la oportunidad de enseñarme, al menos presencialmente, no sólo tiene que serlo porque sepa mucho de lo que habla, sino porque además me de un trato respetuoso a mí.
Muchos profesionales hablan del respeto al perro pero se olvidan de tener respeto a los alumnos.
Muchos profesionales hablan del respeto al perro pero se olvidan de que los humanos también somos animales, y de que el aprendizaje entra mejor con respeto, diversión, motivación… que degradando, humillando o ninguneando a los alumnos humanos que tienen en sus clases. De esto, lamentablemente, me he encontrado más veces de las que me gustaría.
Confío en que, si estás interesada/o en comenzar tu formación para trabajar con y para los perros, u otros animales, estos puntos te hayan dado alguna pista de qué buscar, y qué descartar.
Si necesitas alguna aclaración más, no dudes en dejarme un comentario. Eso sí, no voy a contestar a solicitudes de personas o escuelas concretas, sino observaciones generales 😉
Lo que puedo asegurarte, es que nuestros cursos están basados en estas premisas ya que nos parecen fundamentales para una formación de calidad.
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