¿Te has preguntado alguna vez si estás realmente preparada para la adorable pero desafiante etapa de tener un cachorro? Descubre en este artículo los secretos para sobrevivir y disfrutar al máximo de esta experiencia. Desde los desafíos cotidianos hasta las estrategias para educarle, aquí encontrarás todo lo que necesitas saber para convertirte en el mejor compañero de tu cachorra. ¡No te lo pierdas!
Sí, los cachorros son una maravilla, son juguetones, incansables, y muy divertidos explorando el mundo que les rodea.. y es precisamente eso lo que los hace agotadores. No es fácil sobrevivir a un cachorro, ¡y menos si eres una persona sola! Se comenta en Sentido Animal que se necesitan al menos 7 para que el proceso sea agradable y no destructivo…
1. Pises y cacas por todas partes
Si algo trae de cabeza a las personas responsables de cachorretes, sobre todo si es la primera vez que conviven con uno, son los pises, el olor continuo a pis y las cacas por todas partes. Los empapadores pueden ser buenos aliados, pero con frecuencia se convierten en camas improvisadas o juguetes a destruir por parte de los cachorros, tirando por tierra las expectativas de tener una primera etapa con tu perra/o limpia y agradable.
Hay muchas formas de enseñarles cómo hacer sus necesidades donde queremos, pero hay una regla de oro que no debes olvidar:
Después de comer, beber, jugar y dormir, los cachorros hacen pis
Claro que lo hacen en otros momentos, pero esta regla te permite estar pendiente para poder llevarles al sitio donde quieres que se desahoguen con tranquilidad. Llevarlos a la calle, a la terraza o a su empapador justo después de estas acciones, te garantiza en un 90% que aprenderán dónde quieres que lo hagan. Así, sin estrés, enfados, miedos, regañinas o resignación. ¿Te parece imposible? ¡Pruébalo y sorpréndete!
2. Exceso de energía que desespera
Admítelo: te encanta pasar el rato jugando con esa pequeña piraña tan simpática que te has echado como compi de vida. Quizá el problema viene cuando tienes que seguir viviendo, comprando, saliendo, aseándote, trabajando… y ella no se entera. ¡Siempre quiere más! Con frecuencia se resignarán a que el juego no puede continuar contigo, y seguirán con las cortinas, las cajas de zapatos (¡o los zapatos!), los muebles o tu peluche favorito que no es para destripar… Sí, esa es justo la energía a la que me refiero: la infinita.
A cualquier edad podemos comenzar a trabajar habilidades y comportamientos determinados con nuestros perretes. Cuanto más jóvenes sean, menos atención sostenida, por lo tanto menos tiempo de entrenamiento, y menos dificultad en los ejercicios. Pero se puede ir educándoles día a día. Esto te va a ayudar sin duda a rebajar esa energía explosiva.
No sólamente con el adiestramiento canino, sino con estimulación mental que puedes preparar fácilmente con juegos caseros. Ya sabes que el uso del olfato es especialmente demandante de recursos mentales para tu perra/o, por lo que el desgaste y cansancio mental serán aliados no solo para una buena y temprana educación, sino también para dar salida al exceso de energía.
3. Un momento de relajación al día
Algo que con frecuencia no hacemos cuando tenemos perretes de temprana edad, es darles una tregua para que descansen. Si además tenemos peques humanos en casa, esto es aún más complicado. Pero es fundamental que el cachorro descanse, y descansan muchas horas (16-18 horas al día).
Pero no sólo tenemos que permitir que descansen, sino que debemos fomentar también el descanso con nosotras. Incitar a la relajación es algo que deberíamos hacer todos los días un ratito. Y el mejor momento para hacerlo con una cachorra puede ser, por ejemplo, después de un momento de juego o cuando ya tiene la panza llena y está a puntito de dormir. Aprovechar los momentos en los que está más predispuesta a relajarse nos ayudará a fortalecer este comportamiento, que más adelante podremos promover en cualquier situación.
El error llega cuando lo hacemos «por obligación» en momentos en los que el cachorro quiere hacer de todo, menos relajarse. Es ahí cuando podemos empezar una lucha (que normalmente ganan ellos, o pierde nuestro vínculo…) que además no tiene sentido. Es un bebé canino y las cosas no se hacen ni porque sí, ni a la fuerza. ¡Es mucho más inteligente convencerles de que es lo que más les apetece!
4. Paseo ordenado con cachorros, ¿de verdad?
¡De verdad! Olvídate, para empezar, del «qué debe hacer» en el paseo. Comienza dejando que observe la calle y que sus pasos le guíen allí donde tiene curiosidad. No hay un «por dónde«, un «hasta cuándo» ni un «cómo» que sea adecuado. Simplemente déjale explorar y sentirse a gusto. Es como cualquier otro estímulo que podamos presentarle, pero en este caso son los muchísimos estímulos sonoros, visuales, olfativos, táctiles y con frecuencia gustativos que tiene en la calle para investigarlos y determinar que no son algo a lo que tener miedo.
La correa suele ser motivo de conflicto, así que intenta llevarla siempre en forma de U (o J) para que sienta toda la libertad posible, con control por tu parte en caso de necesitar ejercerlo. La correa no es un timón, es una herramienta para salvaguardar el bienestar del cachorro y controlar su seguridad.
Si quiere correr, ¡corre! y si quiere parar y mantenerse curiosa u observadora, para y acompáñala. Verás como en unos días o semanas deja de ser necesario tanta organización, y los paseos se van convirtiendo en algo más estructurado. Ten en cuenta que también va a influir mucho el carácter de tu perrete, y que los perros más activos dan más quebraderos de cabeza en el paseo. No te preocupes porque podrás ir moldeando estos paseos más adelante. Ahora tu mayor preocupación no debe ser que camine a tu lado (te recuerdo su edad…) sino que el mundo sea un lugar maravilloso al que poder acceder.
5. Morder, morder, morder y morder
Desespera, lo sé. La buena noticia es que es una etapa. Parece muy larga, pero en realidad son solo unos meses… Escribí un artículo titulado «cómo educar a un cachorro para que no muerda que puedes leer también, así que no me voy a explayar con eso ahora. Lo que sí tienes que tener en cuenta que tener una cachorra implica necesariamente un período en el que todo lo muerde. Y todo, es todo.
Me encantará leer comentarios de personas diciendo «la mía no lo hizo«, y será maravilloso… pero es sólo la excepción que confirma la regla. Los cachorros muerden porque tienen esa necesidad. Hay mucha gente que quita todas las cosas que están a su alcance y que tienen algún tipo de valor, y más adelante las vuelven a colocar. Yo lo dejo todo en su sitio, y me preocupo de ir acompañando a la cachorra en su conocimiento de la casa, pendiente de que muerda lo que tiene que morder: sus juguetes. No retiro todo porque, entre otras cosas, después habrá un proceso de que conozca la cantidad de estímulos que han sido retirados y que ahora de repente aparecen. Por eso, y porque cuando conoce otras casas o lugares, quiero que haya aprendido a ignorar ese tipo de objetos.
El resumen es que siempre tengas algo que le interese, y a ser posible que le interese más que tus muebles o decoración. Y mucha vigilancia. Recuerda que con paciencia, las cosas se dicen mejor.
Resumiendo…
En definitiva, criar a un cachorro es como montar en montaña rusa: lleno de altibajos emocionantes y momentos que te hacen preguntarte por qué te subiste en primer lugar. Pero al final del día, esos momentos de amor incondicional y travesuras adorables hacen que todo valga la pena. Así que, respira hondo, mantén la calma y recuerda que, con un poco de humor y mucho cariño, estarás en condiciones para cualquier aventura que te depare la vida junto a tu peque. ¡A disfrutar del viaje!
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